Deja de sabotearte a ti mismo

Todos hemos sentido esa voz interna que nos dice que no somos suficientes, que no podemos lograrlo o que es demasiado tarde para intentar algo nuevo.

Y está bien, tampoco es que seamos Superman o La Mujer Maravilla para que todo nos salga bien. Pero si nos dejamos llevar por completo por esas vocecitas negativas, estamos cayendo en nuestro propio autosabotaje.

Los psicólogos definen el autosabotaje como comportamientos y pensamientos que van en contra de tus propios objetivos, generalmente motivados por miedo, inseguridad o creencias limitantes.

Como casi todo lo que tiene que ver con emociones y miedos, reconocerlo es el primer paso para romper el ciclo.

El autosabotaje se manifiesta de muchas maneras. Tal vez postergas tareas importantes, te criticas constantemente, dudas de tus capacidades o incluso saboteas relaciones personales por miedo a fracasar o a ser herido.

Aunque sentir temor al fracaso es normal, cuando estas conductas se convierten en un patrón constante, comienzan a afectar tu autoestima, tu bienestar emocional, tus calificaciones en la prepa, tus relaciones personales y familiares, entre otras cosas.

Ignorar este patrón puede generar estrés, ansiedad, frustración y un sentimiento constante de incapacidad que retroalimenta la culpa.

Muchas veces creemos que nuestros miedos son verdades absolutas, cuando en realidad son proyecciones que nos impiden avanzar. Cuestionar estas ideas y reemplazarlas con afirmaciones realistas, como “voy a intentarlo, aunque sea un paso pequeño”, ayuda a transformar el diálogo interno y a recuperar el control sobre tus decisiones.

Cada objetivo grande puede parecer abrumador, pero no necesitas resolverlo todo de inmediato.

Dividir tus metas en pasos pequeños y manejables permite que avances sin sentir que todo depende de un solo intento. Ya te lo hemos dicho antes, la prepa es para cometer errores y aprender de ellos.

Celebrar cada logro, por pequeño que sea, fortalece la confianza en ti mismo y reduce la influencia de la crítica interna. Este proceso requiere paciencia, porque cambiar hábitos mentales lleva tiempo, pero cada avance es significativo.

La próxima vez que escuches a tu voz interna decirte que no puedes hacer algo, recuerda que tus decisiones definen quién eres, no tus miedos ni tus dudas.