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Las pequeñas victorias también importan

  • Foto del escritor: Leonardo García
    Leonardo García
  • 23 jun
  • 2 Min. de lectura
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No siempre necesitas hacer algo enorme para sentir que avanzas. A veces, basta con levantarte cuando no querías, salir de la cama sin revisar el celular, llegar a tiempo, o terminar esa tarea que habías estado posponiendo. Esas cosas que parecen mínimas también son logros. Y sí, cuentan.


Puede que nadie las celebre y que hasta tal vez tú mismo las pasas por alto. Pero tu mente las registra y lo agradece.


Los investigadores Teresa Amabile y Steven Kramer escribieron al respecto sobre las pequeñas victorias, afirman que sentir que avanzas, aunque sea un poquito cada día, mejora tu estado de ánimo, te da claridad y alimenta tus ganas de seguir. No necesitas grandes resultados. Solo señales de que vas en camino.


Otro artículo de la Universidad de Minnesota resume también la importancia de las victorias diarias: reconocer avances pequeños refuerza la confianza, te centra y cambia tu perspectiva.



Incluso algo tan simple como escribir una cosa que hiciste bien al final del día puede marcar la diferencia. Es una forma de entrenar tu mente para dejar de enfocarse solo en los errores.


El problema es que estamos acostumbrados a no ver lo que sí logramos, a minimizarlo, a creer que si no hay aplausos, entonces no valió la pena. Pero sí valió. Porque lo hiciste tú, porque lo intentaste, aunque costara, porque pudiste haberte rendido, y no lo hiciste.


Hay días en los que basta con reconocer que hiciste lo que pudiste. Y que con eso, es suficiente. No necesitas una ovación para saber que diste un paso importante.


Hoy quizá no cambiaste el mundo. Pero cuidaste de ti, ayudaste a alguien, o fuiste a donde no querías ir, o simplemente resististe. Eso también es ganar.



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