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Gánale la pelea a la flojera

  • Foto del escritor: Leonardo García
    Leonardo García
  • 22 sept
  • 2 Min. de lectura
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La flojera es una pelea silenciosa que cada uno vive a su manera. En algunos casos, si nos da por pura pereza, aceptémoslo. Pero en otros tiene que ver con aspectos más profundos como la depresión, la baja autoestima o miedo al fracaso.


A veces tenemos tantas cosas que hacer que no sabemos por donde comenzar y esa frustración nos lleva a que al final no hagamos nada en todo el día.


Aplazamos las cosas y cuando se nos juntan preferimos evadir los problemas. Todo parece bien, hasta que llegamos a un punto en donde se esfuma cualquier motivación para acabar lo que comenzamos y eso nos trae consecuencias que a veces hasta ya ni nos importan.


Y ojo, de acuerdo con expertos, la flojera no es lo mismo que la procrastinación. Procrastinar es aplazar tareas por otras, o sea que al final sí hacemos algo, aunque no lo que precisamente tendríamos que hacer.


En cambio, la flojera o pereza es de plano no tener ganas de hacer nada. Y justo por esto es que es un poco más preocupante.


Ganarle a la flojera es duro, pero no imposible. Encontrar motivación no es sencillo, pero con trabajo y dedicación se puede.


Lo primero es reconocer que nuestra flojera ya es un problema. No con dureza, sino con honestidad. ¿Qué sientes cuando no haces algo que sabes que deberías? ¿Miedo a fracasar, vergüenza, inseguridad o simplemente fatiga? Los psicólogos señalan que muchas veces la flojera es una señal emocional, no un defecto de voluntad.


Nuestro cerebro puede sentirse abrumado, y posponer las cosas es una manera de protegernos del estrés o la ansiedad.


Por ejemplo, si lo único que sientes es fatiga, lo mejor es empezar con pequeños avances. Quizá te da flojera comenzar los trabajos finales que llevas posponiendo semanas. Para la próxima, intenta dedicarle unos 30 minutos al día; no parecerá mucho, pero a la larga hace que la tarea deje de sentirse tan pesada. Cada paso, por pequeño que sea, cuenta.


Si lo que te da flojera es hacer actividad física, o una tarea del hogar, como lavar tu ropa, evita el berrinche o el drama. Ponte un video de YouTube, música o lo que más te motive, y avanza hasta donde puedas.


No importa si no terminas del todo; quizá mañana estés de mejor ánimo para continuar. Lo importante es activar el movimiento y no quedarte paralizado, porque según los expertos, la acción genera impulso y reduce la resistencia emocional que alimenta la flojera.


Al final, ganarle a la flojera no significa hacer todo de golpe ni volverse una máquina. Significa reconocer tus emociones, empezar con pasos pequeños y sostener tu propio ritmo, aprendiendo a moverte incluso cuando no estás al 100%.


Esa es la verdadera victoria: avanzar aunque cueste, celebrando cada esfuerzo y aceptando que habrá días más flojos que otros.



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