¿Por qué se te "sube el muerto" en las noches?
- Leonardo García
- hace 6 días
- 2 Min. de lectura

Que "se te suba el muerto" es de lo más común. Hablamos de estos incómodos episodios en los que te despiertas por las noches y no puedes moverte o hablar. Y, en los peores, casos, alucinas con voces, ruidos o la sensación de que hay algo arriba de ti.
Todo eso se trata de la parálisis del sueño. Le puede ocurrir a cualquier persona en el mundo y la explicación de por qué nos pasa no es muy entretenida como un espíritu o una maldición, pero aquí va.
Verás, la parálisis del sueño ocurre cuando el cerebro se “despierta” antes que el cuerpo. Es decir, estás consciente, pero tus músculos siguen “apagados” como si aún estuvieras dormido.
Esta desconexión puede durar apenas unos segundos o extenderse por minutos que parecen eternos. Durante ese tiempo, puedes sentir terror por no poder controlar tu cuerpo y el estrés aumenta. Esto desencadena las alucinaciones o sensaciones "extranormales".
Según expertos en medicina del sueño, este fenómeno se presenta cuando se altera el ciclo de descanso, especialmente la fase REM, que es donde ocurren los sueños más vívidos.

Aunque es un fenómeno inusual y poco predecible, se sabe que algunos detonantes comunes son la falta de sueño, estrés, ansiedad, horarios irregulares, dormir boca arriba o consumir cafeína o alcohol antes de dormir.
A pesar del miedo que causa, la parálisis del sueño no representa un peligro físico real.
Es más común de lo que se cree: estudios señalan que hasta un 40% de las personas la ha vivido al menos una vez en su vida. En jóvenes suele relacionarse con estrés escolar, desvelos o ansiedad por cambios importantes.
Como los detonantes comunes sí están identificados, pues una forma fácil de reducir las posibilidades de que te pase muy seguido es tener buenos hábitos de sueño, no comer o beber productos altos en cafeína o alcohol antes de dormir y procurar una vida con el menor nivel de estrés posible.
Al ser episodios, digamos, casi aleatorios, la mejor forma de recuperar el control del cuerpo es enfocarse en tratar de mover solo una parte. Por ejemplo, un dedo, un pie, los parpados o los labios.
De esta forma, podemos cortar la desconexión entre el cerebro y los músculos con mayor facilidad.
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